Presentación a la edición
Presentación de la edición: Anverso y reverso de la comunicación digital
Presentation of this issue: Front and back of digital communication
Apresentaçãodestadestaedição: Frente e verso dacomunicação digital
Mediaciones
Corporación Universitaria Minuto de Dios, Colombia
ISSN: 1692-5688
ISSN-e: 2590-8057
Periodicidad: Bianual
vol. 18, núm. 29, 2022
Cómo citar: Mediaciones. (2022).Anverso y reverso de la comunicación digital [presentación de la edición]. Mediaciones, 29(18), pp.0-0.: https://doi.org/10.26620/uniminuto.mediaciones.18.29.2022.0-0
La paradoja consiste en que la presentación, aunque ocupa el primer lugar ante los ojos del lector, la escribe el editor siempre de última, es más bien un corolario. Como en las carreras de relevos, la meta a la que llega el editor -con frecuencia también presuroso y sudoroso- el punto de partida al lector. Pero para ninguno de los dos, a diferencia de lo que ocurre en el atletismo, hay una pista lineal: el uno propone una ruta que el otro, por fortuna, casi siempre elude. Y quizás las intermitencias, sinuosidades y saltos en sus caminos se hayan multiplicado con la digitalización.
De allí, pues, que sea ineludible empezar por reconocer aquello que, por obvio, no se ve: aquí la comunicación digital no es solo el tema, el objeto o el referente del cual trata este número: es también el lenguaje y el medio a través del cual nos proponemos hablar de ese tema. ¿Qué decir, entonces, para «abrir» una revista que, como Mediaciones, se autodefine como una publicación digital, si bien -o «aunque» o «además de que» o «mientras»…(aquí la elección de la expresión conjuntiva reviste sus dificultades- continúa mostrándose a sus lectores «como si» -diría Bianca Racioppe, en su artículo aquí incluido- fuera una publicación análoga, como un libro a punto de imprimirse?
Y aunque no está el lector frente a una obra de arte -objeto de la curiosidad de Racioppe y de la que ella nos habla en las últimas «páginas» de esta «compilación»-, la edición científica es, en efecto, también una tarea propiamente curaturial: un trabajo de valoración, selección, adecuación, ensamblaje, oferta, dotación de sentido y, con base entodo ello, también de anticipación deliberada de un tipo particular de fruición o de uso, allá, en la orilla opuesta de una interacción aparentemente cada vez más impersonal, mediada por una interfaz a la vez transparente y opaca a la cual se asoma nuestra autora en busca de las cogitaciones y emociones que silenciosamente la pueblan y, ulteriormente, estimulan sensibilidades, infunden estados de ánimo e, incluso, instauran relaciones de poder. De tal suerte, de su ineludible artículo, tan riguroso y técnico en su terminología como humano y casi intimista en su modo de aproximarse a su objeto, las conclusiones de Racioppe trascienden de sus implicaciones puramente estéticas para sugerir meditaciones pertinentes al quehacer científico y al ejercicio de la política, por ejemplo, al referirse a la concentración de poder de Google en las formas de acceso a las obras que esta gran corporación ofrece ―¿o impone?― a través de su plataforma Google Arts & Culture.
Aun cuando su objeto de estudio no es el activismo digital, dada su ponderación, la valiosa aportación de Racioppe la clasificaría Raúl Olmedo Neri en la corriente de trabajos que él llama «integradores», la alternativa a las posiciones polares que han protagonizado la discusión alrededor de los impactos de la comunicación digital, según el panorama que el autor mexicano expone en su revisión, que encabeza esta breve colección y con la cual ese panorama ahora se enriquece, con tres intervenciones más, todas en favor de una comunicación digital aliada de las reivindicaciones de esos sectores sociales al margen del poder, una mirada desde la cual Mediaciones reafirma su tradicional orientación, más cercana a lo que Olmedo Neri llamaría la corriente «ciberoptimista».
Así lo ilustra la observación que comparte con nuestros lectores Yadis Vanessa Vanegas‑Toala, sobre el recorrido del hashtag con el cual ha logrado resistirse al poder despojador de la megaminería transnacional el pueblo étnico Shuar, en el Ecuador, ese maravilloso «país que tanto queremos por lo mucho que nos ha enseñado sobre todas las corrientes de la comunicación alternativa y para el cambio social, como quiera que Quito es la sede de Ciespal, entre otras destacadas instituciones dedicadas a este campo de estudios», tal como, con sinceridad y afecto, le agradecimos a Vanegas-Toala la postulación de su artículo.
Allí, en el trabajo de Vanegas-Toala, encontramos una preocupación y un enfoque muy fieles a la tradición de la escuela latinoamericana, pero ahora revitalizados con las metodologías de investigación emergentes en función de las particulares del nuevo objeto de estudio, pues, diríase, para entender la comunicación digital, nada mejor que usar técnicas de investigación también digitales: el Social Net Analysis -SNA o, en español, el análisis de redes sociales- nos permite visualizar mucho mejor todas las relaciones de fuerza que se entablan en esa suerte de para mundo que, aunque etéreo, determina con cada vez más contundencia los acontecimientos de este mundo territorial sobre el cual, desde tiempos inmemoriales, viven, siembran, aman y caminan los shuar, y pisan ellos esas rocas preciosas por cuya apropiación el capitalismo global los quiere desplazar. De esta confrontación simbólico-terrenal, ¿parte de victoria para los shuar o para sus invasores? Que lo averigüe el lector. Triunfo, eso sí lo anticipamos, para el crecimiento disciplinar del campo de estudios de la comunicación, y una vez más, desde el centro del mundo.
Reafirman esta visión latinoamericanista Yulmar Montoya y Dara Contreras, desde la Nicaragua con la que compartimos ese Caribe pluriétnico y pluricultural que ellos tan bien conocen y para el cual, según nos reportan, emprendieron una campaña en redes y en medios análogos, con el fin de prevenir los contagios por covid-19 y poder continuar las actividades de educación presencial, no solo en la institución para la cual trabajan sino también para otros sectores de la comunidad. Su evaluación de la experiencia desvirtuaría las ideas de una comunicación digital necesariamente excluyente, homogenizante y monopolista. Entre sus aciertos, además del plurilingüismo, está el reconocimiento de lo digital como parte de toda una ecología mediática compleja, en la cual coexiste con lo análogo. Constituye ello una advertencia crucial cuando el propósito de la comunicación es sustraer vidas a una epidemia imparable. Punto para la investigación y punto para la acción.
Y a propósito de investigación-acción, la misma observación de los autores nicaragüenses fue insoslayable para Lizandro Angulo, Marisol Mesa y Diego Avendaño, pero, en su trabajo, alrededor de la televisión comunitaria y las potencialidades que le ofrece la transmedia para el fortalecimiento de la participación en el ámbito local, el fin último de este tipo de medios. De allí que, aunque focalizada su atención en el departamento del Tolima, las conclusiones de Angulo, Mesa y Avendaño son perfectamente extensibles a los medios comunitarios en general, y a los de Colombia en particular, en una coyuntura legislativa nacional favorable pero poco conocida y desaprovechada, también por la escasa competencia digital de los gestores de medios.
No es Mediaciones una galería de arte, ya se ha dicho, pero también ha quedado sentado que ello no obsta para reconocer el poder gnoseológico del arte y, con fundamento en esa filosofía, la misma que le ha dado su razón de ser a nuestra sección Artefactos, allí se recoge, en esta entrega, una valiosa cartografía digital sobre algunas de las afrodescendencias que nos habitan y nos determinan. Con nuestra complicidad, Catalina Camacho, Liliana Guzmán y Marcela Velandia, sus creadoras -para el caso, mejor que «autoras»-, osaron plasmar los resultados de su bella etnografía en una obra expresiva -para el caso, mejor que «artículo»- que ejemplifica como nunca antes en la trayectoria de esta Revista lo que podría y tendría que ofrecer una publicación digital: nuevas formas de comprender la realidad humana y de representarla, en aprovechamiento de un lenguaje que desborda los límites de la linealidad escrita. Quien aún cifre la ciencia en clave de lectoescritura tendrá que darle la oportunidad al asombro con esta otra forma de comunicación de la ciencia y, por ende, de conocimiento.
Los editores
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Cómo citar: Mediaciones. (2022).Anverso y reverso
de la comunicación digital [presentación de la edición]. Mediaciones, 29(18), pp.0-0.: https://doi.org/10.26620/uniminuto.mediaciones.18.29.2022.0-0