Evocar la memoria del profesor Jesús Martín Barbero significa para mí un ejercicio que va más allá del solamente recordar lo que su legado aportó al conjunto de las ciencias sociales. Es para mí una invitación a realizar una retrospectiva sobre lo que sus aportes representaron en mi recorrido académico y profesional particular, en mi comprensión más amplia y situada de la condición humana en un mundo que acelera cada vez más sus ritmos y trayectorias.

Lo primero que viene a mi memoria es su magistral capacidad para entretejer el diálogo permanente entre filosofía, antropología y comunicación, que nos proveyó de perspectivas densas y enriquecidas para abordar el complejo tránsito entre nuestras particularidades culturales, hacia el horizonte crítico de la globalización desde el caleidoscopio teórico/práctico de sus miradas transdisciplinarias. En ese espacio de mutuo reconocimiento disciplinar se enriquecieron mis interpretaciones y preguntas sobre nuestros devenires identitarios, nuestros contextos, nuestros profundos cambios y la relación ineludible y apasionante con el nuevo mundo de las tecnicidades. Sus perspectivas novedosas produjeron en mí la sensación de remoción de lo aprendido y la necesidad de fluir con los nuevos tiempos; producto de la lectura de su obra o la escucha de sus exposiciones y conferencias de donde surgieron muchas de las preguntas que he tratado de abordar a lo largo de mi trasegar por los caminos de la investigación.

Sin duda, al reconstruir su legado resalta su gran plasticidad para desenraizar las posiciones reticentes a los cambios, lo que hace evidente la indiscutible virtud pedagógica del maestro. Afirmaba: “Nada se encuentra establecido definitivamente” o “Todo es susceptible de revisión”. Lo fundamental es la flexibilidad frente al cambio de perspectiva, caminar las preguntas aún no formuladas siguiendo el camino del cartógrafo que busca develar lo desconocido que habitamos.

En el año 2011 tuve la oportunidad esperada. Uniminuto y su Facultad de Ciencias de la Comunicación invitan al profesor Jesús Martín-Barbero a compartir sus conocimientos con el equipo de la Facultad, con miras a repensar nuestros procesos investigativos en los diferentes programas académicos de pregrado y posgrado. La propuesta giró en torno a cuatro ejes o núcleos de interés: Reconocimiento – Información – Educación – Interfaz. Éstos nos permitirían consolidar nuestros intereses investigativos particulares pero también generar vínculos interdisciplinarios y propiciar la formulación de proyectos colectivos.

Como integrante del grupo Interfaz, pude comprobar la gran capacidad del profesor J. Martin-Barbero para fluir y adelantarse al futuro. Lejos de mostrar una postura restringida sobre la insospechada relación humano/ máquina en tiempos de tecnologías electrónicas interactivas, para él la pregunta antropológica fundamental por la condición humana emerge como una perspectiva propositiva, como “convergencia”, como un nuevo espacio de creatividad y reconocimiento. Desde su mirada amplia y prospectiva, el mundo digital no constituía solamente tecnología sino “un nuevo mundo donde habitan los jóvenes”, un “nuevo modo de estar juntos”, un modo colaborativo que exige un saber colectivo. Ésta es, en mi criterio, otra de sus grandes virtudes: la decidida apuesta por comprender el mundo de los jóvenes, y lograr develar los complejos entramados de sus mutaciones identitarias en entornos complejos de extremos cambios culturales.

Aquellos espacios de reflexión de entonces me permitieron algo que no es muy frecuente en el mundo académico: la oportunidad de poder formular directamente al autor la pregunta clave que ha quedado rondado en nuestra cabeza luego de dejarnos permear por sus ideas; en mi caso, desde una década atrás. Y sucedió, pude formularle al fin la pregunta: “… profesor ¿y cómo podemos hablar de investigación científica si perdemos el Objeto…?”

J. Martín-Barbero y su Obra encarnan la palabra Interdisciplinariedad. Su enorme capacidad de interpretar el mundo desde la convergencia de diferentes campos de conocimiento rompió con la condición polarizada de la tradición epistemológica clásica. Desde allí, conoció los intersticios de nuestro complejo contexto cultural, y le supo dar el valor suficiente como centralidad epistemológica y como clave de significación de nuestras identidades. Nos proporcionó perspectivas teóricas ineludibles como las de Mediación, Matrices Culturales, Cultura Popular, Tecnicidades y otras tantas que demarcaron una ruta clave que sigue y seguirá aportando a nuestro imparable proceso de auto re-conocimiento epistémico latinoamericano.

Información adicional

Cómo citar: Martínez Ojeda, B. (2021). En Memoria de Jesús Martín-Barbero. Mediaciones 27 (17). Pp. 451-452: https://doi.org/10.26620/uniminuto.mediaciones. 17.27.2021.451-452.