La responsabilidad
social empresarial. Una mirada crítica a las grandes corporaciones
Corporate social responsibility. A critical look at
large corporations
Pablo Andrés Barrios
Nova
Administrador
de Empresas de la Universidad de La Salle
pabloandres@hotmail.com
https://orcid.org/0000-0002-3469-961X
Diego Armando Poveda
García
Economista de
la Universidad Nacional de Colombia
dapovedag@unal.edu.co
https://orcid.org/0000-0003-0857-9312
https://revistas.uniminuto.edu/index.php/Pers/issue/view/195
1-19
RECIBIDO : JULIO 12 -2019
ACEPTADO: ENERO 23 - 2020
RESUMEN
Este artículo de revisión aborda el tema
Responsabilidad Social Empresarial y grandes corporaciones multinacionales y
transnacionales. El proceso de elaboración del documento se realizó a partir de una revisión documental
detallada desde una perspectiva metodológica descriptiva-exploratoria, trayendo
principalmente trabajos de
la última década, pero con algunos artículos escritos en el siglo XX por considerarlos fundamentales para
la investigación. A lo largo del artículo
se describe, en primer lugar,
el significado de la Responsabilidad
Social Empresarial y luego
se dan a conocer las principales
investigaciones que en la materia se han desarrollado durante el período 2017-2018, y se detalla
el crecimiento que han sufrido las grandes corporaciones en los últimos años y se hace una comparación entre su crecimiento y el tamaño de las economías nacionales, presentando el enorme poder que han actualmente tienen la Grandes Corporaciones.
De los resultados destaca la
preocupación general por los impactos
negativos que la sociedad en su conjunto ha sufrido por cuenta del afán de ganancia y las malas prácticas empresariales y, en segundo lugar,
por el reto de la estandarización
de los niveles de Responsabilidad
Social Empresarial, la cual,
depende en buena medida de la capacidad de los Estados en su conjunto de regular los criterios de consumo de las corporaciones, las sociedades
locales y los individuos. Se concluye
finalmente que, a pesar de
la complejidad, aún está en manos de las personas el imprimir nuestra humanidad, principios y ética en los negocios.
Palabras Clave: responsabilidad Social Empresarial, Ética en los
Negocios, Multinacionales, Transnacionales, Consumo Responsable.
ABSTRACT
This review article addresses the topic of Corporate
Social Responsibility and large multinational and transnational corporations.
The process of preparing the document was carried out from a detailed
documentary review from a descriptive-exploratory methodological perspective,
mainly bringing works from the last decade, but with some articles written in
the 20th century as they are considered fundamental for research. Throughout
the article, the meaning of Corporate Social Responsibility is described, first
of all, and then the main investigations that have been developed in the matter
during the period 2017-2018 are disclosed, and the growth they have suffered is
detailed. large corporations in recent years and a comparison is made between
their growth and the size of national economies, presenting the enormous power
that Large Corporations currently have. From the results, the general concern
about the negative impacts that society as a whole has suffered due to the
desire for profit and bad business practices stands out and, secondly, because
of the challenge of standardizing the levels of Corporate Social
Responsibility, which largely depends on the capacity of the States as a whole
to regulate the consumption criteria of corporations, local societies and
individuals. It is finally concluded that, despite the complexity, it is still
in the hands of the people to print our humanity, principles and ethics in
business.
Keywords. Corporate Social Responsibility, Business Ethics,
Multinationals, Transnationals, Responsible Consumption.
Introducción
Este
documento se esfuerza por ser realista y contemporáneo, principalmente revisa
artículos escritos en los últimos años y hace una recopilación de los
principales hechos en los que se muestra como las corporaciones impactan
negativamente a la sociedad, a partir de su tamaño económico el cual fragmenta
la estructura democrática de los Estados, la enorme concentración del poder que
agrava la situación de desigualdad económica en el mundo, su lógica de
deslocalización que se guía por el abaratamiento de los costos de producción y
no por el trabajo digno, las necesidades económicas locales o el cuidado de los
recursos naturales y el medio ambiente o la estrecha vinculación entre las
necesidades de rentabilidad de las corporaciones y la vulneración de los
derechos humanos.
Para
cumplir el objetivo de identificar el principal reto de la Responsabilidad
Social Empresarial de las grandes corporaciones este artículo se divide en seis
secciones, siendo esta la primera. En la segunda sección se aborda el concepto
de la Responsabilidad Social Empresarial y las principales investigaciones que
en este tema se han realizado entre 2017 y 2018. La presentación de la
metodología empleada se hace en la tercera sección, allí se detalla el proceso
de búsqueda y el análisis estadístico realizado desde una perspectiva
categórica. La sección siguiente trata el tema de las grandes corporaciones y
para ellos presenta su relación con la concentración del poder. Luego, se
presenta lo que para los autores es el principal reto de la Responsabilidad
Social Empresarial mirada desde la óptica de las grandes corporaciones. Este
trabajo finaliza presentando consideraciones finales y recomendaciones, dentro
de lo que se destaca que la tarea de asumir la Responsabilidad Social
Empresarial no es asunto exclusivo de las empresas, sino que los Estados, la
sociedad en su conjunto y particularmente las personas, son agentes relevantes
a la hora de robustecer los impactos positivos.
Responsabilidad
Social Empresarial
El
concepto de la Responsabilidad Social Empresarial (en adelante RSE), ha sido
tratado como un asunto relevante desde hace décadas. Las primeras
investigaciones al respecto datan de la década de los 50´s, época en la que
Howard Bowen (1953), se empezó a referir de esta
forma a las obligaciones que las empresas y los empresarios tienen con la
sociedad.
El concepto ha evolucionado y hoy en día
autores como García (2017), González, Molina y Niño (2017) y Chicaiza, (2018), entienden que la RSE es un compromiso de
parte de las empresas con los agentes que tienen que ver con estas directa e
indirectamente, para atender sus necesidades, dentro de las que destacan las
relacionadas con medio ambiente, la economía y la política, bajo
consideraciones de equidad, ética y justicia social.
Nuñez
(2017) ahonda un poco más en el tema y asegura que la RSE ya no sólo es un
compromiso, sino que es toda una nueva forma de gestión responsable dentro de
las empresas. Dicha gestión se destaca porque reconoce los intereses de los
distintos grupos con los que se relaciona, y los atiende desde una perspectiva
de sostenibilidad a largo plazo.
Así
mismo, si tenemos en cuenta los postulados Garriga y Melé (2004) debemos
aceptar que la RSE se puede observar desde cuatro diferentes perspectivas. En
primer lugar, la perspectiva que se centra en ver a la RSE a través de sus
implicaciones sociales, la segunda a partir de sus implicaciones políticas, una
tercera que se aborda desde la capacidad de las empresas para lograr atender
las diferentes demandas sociales y una última desde la que se tiene en cuenta
la RSE desde una perspectiva ética.
Luego,
en el caso de este artículo, la RSE se concibe como un trato ético para todas
las partes que intervienen en la cadena de producción y en el mercado.
Por
otra parte, cabe destacar dos importantes hallazgos teóricos que cimientan este
documento. En primer lugar, Barrón (2018), aborda la relación entre la RSE y un
marco normativo liberal desde la óptica de John Rawls.
Para el autor la libertad no puede existir si en ella no hay muestras claras de
responsabilidad y ética. Para realizar esta reflexión sobre el pensamiento de Rawls se tomó como referencia su libro Teoría de la
Justicia. Se concluyó que la teoría del Rawls no está
ajustada a las fallas de mercado, como las externalidades negativas, el riesgo
moral, la asimetría de información y la ética empresarial. Luego, la idea de la
liberalización del mercado no sólo es equivocada sino peligrosa debido a que es
causa directa de injusticias y en consecuencia la RSE no puede dejarse en manos
exclusivamente de las empresas, sino que debe de existir una legislación,
regulación y supervisión de estos procesos empresariales.
En
segunda medida a González (2018), quien hace una reflexión crítica de la
Responsabilidad Social y la Ética Empresarial, desde el pensamiento del Gilles Lipovetsky. La hipótesis es que la sociedad debería evaluar
la pertinencia de la empresa desde sus impactos sociales, políticos,
ambientales y no exclusivamente desde sus resultados económicos en términos de
generación de empleo, que por demás es escaso y precarizado. De nuevo el centro
de la investigación es reconocer que la RSE es entendida como un aspecto
inherente al marketing. La autora presenta el pensamiento de Lipovetsky, en relación a cuatro
puntos relevantes: i) la naturaleza de la empresa, ii) la sociedad hipermoderna, iii) los antecedentes sociohistóricos
de la ética empresarial y, iv) la responsabilidad social como una estrategia de
marketing. Las empresas han usado la RSE como mecanismo para posicionar su
marca y el desarrollo de un compromiso social de la empresa, con la
complacencia de los Estados que, contrario a vincular sus deberes con la
ciudadanía, han vinculado sus interesas a los de las empresas, con el agravante
de que la transnacionalización de las corporaciones les ha permitido expandirse
en las naciones. El artículo finaliza afirmando que la teoría no es amoral y
por lo tanto estas tienen incorporado una manera no neutral de ver y entender
la realidad.
De
los trabajos citados se destaca que la RSE ha sido un aspecto entendido por las
empresas como:
· Una
serie de acciones sociales vinculadas con la mitigación de los impactos
negativos de sus acciones en los diferentes mercados, por ejemplo, en materia
medioambiental.
· Una
forma propagandista de vincular un producto determinado con una serie de
acciones particulares y aisladas, es decir, dentro del escenario del marketing.
· Las
pequeñas y medianas empresas desconocen sus obligaciones sociales y no han
diseñado en general estrategias de RSE, esto en parte se debe a que al
comprender la RSE dentro del escenario del marketing las empresas de estos
tamaños han desconocido sus obligaciones sociales por un asunto de no
asignación de presupuesto para la publicidad.
· La
Responsabilidad Social hoy en día es un aspecto que involucra no sólo a la
empresa pública y privada, sino a los consumidores. Esto debido a que cada vez
se comprende con más fuerza que el consumidor final también tiene obligaciones
sociales para con la comunidad y no se debe guiar exclusivamente por sus deseos
e intereses particulares.
2. Materiales y métodos
La
RSE es un fenómeno ampliamente estudiado, por ejemplo, las bases de Academic
Search Complete, Business Source Complete, eBook Collection (EBSCOhost),
EconLit with Full Text, Library, Information Science & Technology Abstracts
with Full Text, OmniFile Full Text Mega (H.W. Wilson), OpenDissertations, y
Regional Business News, reportan un total de 383 publicaciones en revistas
académicas arbitradas, escritas sobre este campo de investigación entre 2005 y
2018. Por esto, la metodología usada en esta investigación es de tipo
descriptivo-exploratorio. Descriptivo en la medida en que se presentan las
características y componentes de un fenómeno en particular, al tiempo que se describe
el estado de las cosas en la actualidad (Salkiind, 1999); y exploratorio en el
sentido de que a partir de esta investigación se pretende obtener un primer
tipo de conocimiento científico que logre ser de utilidad a los investigadores
y la comunidad en general, gracias a su exposición del fenómeno y las
tendencias a investigar (Mendez, 2007).
Según la naturaleza de este tipo de
investigación, la recolección y análisis de la información se dio a partir de
enfoque mixto en el que se utilizan los parámetros cualitativos con datos
secundarios de naturaleza cuantitativa. La elaboración del documento se
desarrolla a partir de una revisión documental, conducida a reconstruir la
realidad tal y como se puede observar (Gómez, 2006).
3.
Resultados
El
valor comercial de las 30 empresas más poderosas del mundo es superior a los 11
trillones de dólares (ver Tabla 2). Si se tienen en cuenta las cifras
económicas del Banco Mundial (2018), la empresa que ocupa el puesto 30, Mastercard, tiene un valor de mercado superior al Producto
Interno Bruto (PIB) por separado de 140 países, entre ellos, Bolivia, Bulgaria,
Costa Rica, Ecuador, Grecia, Guatemala, Hungría, Islandia, Nicaragua, Paraguay,
Ucrania y Uruguay.
Más
aún, si se suma el valor de mercado de estas 30 compañías, el monto es superior
al PIB reunido de 160 países del mundo, entre ellos, las naciones citadas y
Chile, Colombia, Dinamarca, Egipto, Finlandia, Irlanda, Israel, Perú, Portugal,
Singapur y Sudáfrica. El valor de mercado de Apple, la primera de la lista, es mayor que el PIB por separado de 174 países, entre
ellos, las naciones ya mencionadas y Arabia Saudita, Argentina, Austria,
Bélgica, Holanda, Irán, Noruega, Polonia, Suecia, Suiza, Tailandia y Turquía.
Tabla
2. Las empresas con mayor valor
de mercado del mundo
No. |
Nombre |
Fundada |
Industria (inglés) |
País de Origen |
Valor de mercado (billones de dólares) |
Empleados |
1 |
Apple |
1976 |
Computer Hardware |
EEUU |
$ 926,9 |
123.000 |
2 |
Amazon |
1994 |
Internet & Catalog
Retail |
EEUU |
$ 777,8 |
566.000 |
3 |
Alphabet |
1998 |
Computer Services |
EEUU |
$ 766,4 |
80.110 |
4 |
Microsoft |
1975 |
Software & Programming |
EEUU |
$ 750,6 |
124.000 |
5 |
Facebook |
2004 |
Computer Services |
EEUU |
$ 541,5 |
25.105 |
6 |
Alibaba |
1999 |
Internet & Catalog
Retail |
China |
$ 499,4 |
36.446 |
7 |
Berkshire Hathaway |
1955 |
Investment Services |
EEUU |
$ 491,9 |
377.000 |
8 |
Tencent Holdings |
1999 |
Computer Services |
China |
$ 491,3 |
44.796 |
9 |
JPMorgan Chase |
1968 |
Major Banks |
EEUU |
$ 344,1 |
252.539 |
10 |
ExxonMobil |
1859 |
Oil & Gas Operations |
EEUU |
$ 341,1 |
71.200 |
11 |
Johnson & Johnson |
1886 |
Medical Equipment
& Supplies |
EEUU |
$ 341,3 |
134.000 |
12 |
Samsung Electronics |
1969 |
Semiconductors |
Corea del Sur |
$ 325,9 |
93.200 |
13 |
Bank of America |
1904 |
Major Banks |
EEUU |
$ 313,5 |
209.000 |
14 |
ICBC |
1984 |
Major Banks |
China |
$ 311,0 |
453.048 |
15 |
Royal Dutch Shell |
1907 |
Oil & Gas Operations |
Holanda |
$ 306,5 |
84.000 |
16 |
Visa |
1970 |
Consumer Financial Services |
EEUU |
$ 295,1 |
15.000 |
17 |
Wells Fargo |
1852 |
Major Banks |
EEUU |
$ 265,3 |
262.700 |
18 |
China Construction
Bank |
1954 |
Major Banks |
China |
$ 261,2 |
352.621 |
19 |
Intel |
1968 |
Semiconductors |
EEUU |
$ 254,8 |
102.700 |
20 |
Chevron |
1879 |
Oil & Gas Operations |
EEUU |
$ 248,1 |
51.900 |
21 |
Walmart |
1962 |
Discount Stores |
EEUU |
$ 246,2 |
2.300.000 |
22 |
Nestlé |
1866 |
Food Processing |
Suiza |
$ 237,3 |
323.000 |
23 |
United Health Group |
1977 |
Managed Heald Care |
EEUU |
$ 229,0 |
260.000 |
24 |
Cisco Systems |
1984 |
Comunications Equipment |
EEUU |
$ 221,3 |
72.900 |
25 |
PetroChina |
1999 |
Oil & Gas Operations |
China |
$ 220,2 |
494.297 |
26 |
Home Depot |
1978 |
Home Improvement
Retail |
EEUU |
$ 219,4 |
413.000 |
27 |
Pfizer |
1849 |
Pharmaceuticals |
EEUU |
$ 207,7 |
90.200 |
28 |
Taiwan Semiconductor |
1987 |
Semiconductors |
Taiwan |
$ 203,0 |
46.968 |
29 |
Novartis |
1970 |
Pharmaceuticals |
Suiza |
$ 203,0 |
121.597 |
30 |
Mastercard |
2001 |
Consumer Financial Services |
EEUU |
$ 201,9 |
13.400 |
Fuente: Autoría propia basado en la
información de publicada por la Revista Forbes (2018).
El
mundo depende cada vez más de un pequeño número de empresas globales, 35 de
cada 100 celulares son fabricados por Apple o Samsung (Medina, 2017), Amazon
controla la venta de 3 de cada 4 libros electrónicos, el mismo margen de
personas en el mundo hacen su tránsito por redes sociales con Facebook (Taplin, 2017). Según la consultora Net Market
Share (2018), 7 de cada 10 búsquedas en internet se hacen a través de Google y
9 de cada 10 sistemas operativos son fabricados por Microsoft.
Las
ventas mundiales de la empresa de origen holandés, Shell, superaron los 320 mil
millones de dólares (el PIB nominal de Singapur en 2017), la compañía alemana, Volswagen, vendió más de 270 mil millones de dólares (el
PIB nominal de Chile en 2017), mientras que Toyota, de origen japonés, facturó
más de 265 mil millones de dólares (más que el PIB nominal de Finlandia en
2017). Walmart, vende por cada segundo
cerca de 25 mil dólares (Forbes, 2018).
De
las 100 economías más grandes del mundo, encabezadas por EEUU,
China, Japón, Alemania y Reino Unido, 46 son corporaciones (cifras del Banco
mundial y la Revista Forbes). Los Estados pierden poder al tiempo que las
grandes corporaciones se hacen más poderosas. La globalización ha generado un
nuevo contexto que necesita nuevas reglas de juego en la sociedad del siglo XXI
(Abellán y Fernández, 2009).
La
globalización, como una forma global de ver la economía y principalmente los
recursos, ha sido un proceso histórico, político, económico y filosófico que
llevó a lo largo del siglo XX a los Estados nación, paulatinamente, a alinearse
en una serie de procesos de apertura comercial y financiera, otorgando poder al
capital transnacional y desestructurando la posibilidad de lograr promover la
idea y realidad del Estado de bienestar. Los sindicatos y la sociedad en general, han perdido poder de negociación sostenidamente
y las personas cada vez con más fuerza se sientan desde su singularidad a
observar el mundo sin que ello se transforme en verdaderos cambios. Las
corporaciones de hoy no responden a lógicas nacionales o locales, por el
contrario, persiguen la ganancia y su animó de lucró les
ha llevado a desconectarse de las necesidades locales (Vidal, 2015; Ibarra,
2017; Ghiotto y Saguier,
2018; Rohbeck, 2018).
El
que las empresas que verdaderamente afectan las decisiones políticas y
económicas del mundo sean cada vez más transnacionales, hace que las políticas
locales de los Estados nación sean cada vez más insuficientes. La caída
vertiginosa de los regímenes dictatoriales que planificaban su producción desde
la esfera político-militar, ha sucumbido en casi todos
los rincones del planeta. El único sistema económico bajo el cual se asignan
los recursos es desde hace décadas es el mercado (Loy,
1977; Serra, 2005). Esto ha llevado a una posición dominante dentro de la
geopolítica a las grandes corporaciones que son capaces de movilizar fuertes sumas de dinero.
El
faro que ha representado occidente, o más precisamente Europa Occidental y los
Estados Unidos para la concepción de desarrollo y progreso de las naciones del
mundo, ha provocado que los seres humanos concibamos nuestro nivel de libertad
social y personal según el grado de libertad de consumir que tengamos (Hierro,
2005; Kozakai, 2005), por lo que socioculturalmente
hemos aceptado en nuestra cotidianidad la incursión del mercado capitalista
occidental que promueve el poderío de las grandes corporaciones.
En
este contexto la empresa es cada vez más importante, pero también cada vez más
propia de un panorama de monopolio y oligopolio. Son los grandes capitales los
que promueven el crecimiento de las mejores ideas y no al revés (Padilla y
Silva, 2013), como lo muestran las investigaciones de, de Oliveira y de
Vasconcelos (2010) y Antunes, de Oliveira, de
Vasconcelos, Ruppenthal & Santini
(2015), entre el 29% y el 40% de las nuevas empresas cierran antes de su primer
año y más del 56% restante lo hace antes de su quinto año, es decir, una
mortalidad de entre el 85% y 96%. Esto ha llevado a que las grandes
corporaciones multinacionales (que venden en varios países del mundo) y
transnacionales (que producen y venden en varios países del mundo) ejerzan un
poder, sin precedentes, sobre lo público y sobre la política social y económica
de los países y que actualmente riñe con los derechos humanos (Ghiotto y Saguier, 2018).
Al
respecto, Vidal (2015), escribe sobre la falacia que ha significado la RSE:
Empresas que otrora fueron acusadas de abusos de poder, monopolización del
mercado y altos niveles de externalidades negativas, ahora usan el término para
colocarse frente al público como corporaciones responsables con la ciudadanía.
Así entonces, lejos del espíritu de la RSE, las grandes corporaciones
desarrollan esta para mejorar su imagen y reputación corporativa y no para
compensar los efectos colaterales de su existencia. Es decir, la RSE es
manejada como una cuestión de mercadeo y no de ética. Esto se debe, según la
autora, a que en la actualidad el derecho a la libre empresa
y la libre movilización del capital están por encima de los derechos
humanos.
Si
se toman de nuevo como referencia las 30 corporaciones con mayor valor de
mercado a 2018 (Tabla 2), se hace necesario señalar que a pesar de que su
penetración de mercado es global, sus CEO (Chief Executive Officer), son todos
hombres y en un 80% sujetos nacidos en el país de origen de la compañía. El 70%
pertenece a la etnia de hombre blanco, 20% es de tipo asiático blanco y el 10%
es de origen indio americano. Esto es importante si se tiene en cuenta que
estas son organizaciones que están ávidas de traspasar fronteras para lograr
mayor presencia en los mercados internacionales, pero no así para incorporar la
diversidad del mundo y mucho menos atender las necesidades sociales de los
seres humanos-clientes.
En
este sentido, en 2001 George Akerlof, Joseph Stiglitz y Michael Spence
recibieron el Premio Nobel de Economía por extender estas asimetrías a una
teoría, la teoría del riesgo moral. Su tesis se puede resumir en que, si no hay
un castigo proporcional al beneficio, las personas (que integran las
organizaciones) seguirán percibiendo la necesidad de lograr su causa en
detrimento de las consecuencias.
Las
empresas se deben a sus accionistas y a sus necesidades financieras y no al
proyecto nación de manera local (Guevara, 2015). Como lo mostrara Ferguson (2010), la práctica cortoplacista de responder a
las lógicas financieras puede derivar en una privatización de las ganancias y
una socialización de las pérdidas.
A
pesar de que las organizaciones tienen un origen colectivo y un objeto de
cooperación, con el paso del tiempo, sus objetivos se han alejado de su razón
de ser. Su propósito ya no tiene que ver con lo comunitario sino únicamente con
hacer dinero (Tedesco, 2013; González, 2018).
Uno
de los mayores problemas para optimizar las políticas de RSE es que depende de
la voluntad de las empresas, por lo que no todas las corporaciones extienden
sus responsabilidades a todos los países en donde funcionan. Al ser visto
principalmente como una estrategia de marketing, la RSE es reducida a los
países en que las empresas tienen sus principales clientes. Shell
por ejemplo, que es una de las empresas que más contaminación generan en el
mundo, teniendo actividades de quema de gas a cielo abierto o vertimiento de
aceites derivados del petróleo en el occidente de África, también es una de las
empresas que mayor inversión en RSE hace en el territorio europeo (Armstrong,
2009).
Las
grandes corporaciones cumplen sus obligaciones en sus países de origen, pero
simultáneamente son causantes de los principales atropellos en el tercer mundo
(Sanborn, 2018).
Esto
es un problema porque las empresas han adoptado la noción de que impactar
positivamente a las comunidades que afectan es una cuestión de filantropía y no
de ética.
Hay
múltiples casos no oficiales de violación de los derechos humanos en los países
con menor PIB per cápita de las compañías que tienen origen en los países de
renta alta. Por ejemplo, el informe del Alto Comisionado de la ONU sobre la
situación en la República Democrática del Congo (ONU, 2011), encontró que la
extracción de los recursos naturales que compran las empresas multinacionales y
transnacionales en muchos casos es controlada por grupos armados ilegales, para
quienes su principal fuente de financiamiento son los acuerdos económicos con
estas empresas.
En
otro ejemplo, las empresas bananeras, por casi una década pagaron a los grupos
paramilitares en Colombia el 3% sobre el volumen de sus exportaciones anuales y
con esto patrocinaron uno de los grupos con mayores crímenes de lesa humanidad
en el mundo (Laverde, 2012). En su momento estas empresas alegaron que habían
sido extorsionadas, pero durante la acción paramilitar en la zona de Urabá o el
Magdalena Medio (epicentros de la producción bananera en Colombia), la
actividad sindical desapareció y se aumentó la extensión de tierra cultivada
por las compañías. Con esto se quiere reforzar que las empresas han usado sus
nexos con grupos armados ilegales locales para favorecer sus negocios y la
extracción de las materias primas de las zonas en conflicto de la forma más
barata y rápida posible.
El
problema que surge a partir de la globalización es que las sociedades están
escindidas. Los recursos naturales son provistos por una sociedad diferente a
la que le provee mano de obra y a su vez esta es diferente a la que les
posibilita un mercado. Las compañías se han centrado en vincularse con la
problemática y necesidades de las sociedades que les proveen mercado, pero no
es así con las que les proveen los recursos y esto es sumamente antiético.
El
principal reto al momento de asumir la RSE es que se eliminen los dobles
estándares y que las mejores prácticas llevadas a cabo en lugares particulares
se conviertan en una regla a lo largo y ancho del globo. Es decir, el desafío
es lograr que las empresas multinacionales y transnacionales cumplan con el
mismo marco normativo de sus países de origen. En el ejemplo citado
anteriormente, si Shell es inducido a cumplir con las leyes de la misma forma
que lo hace en Holanda o Alemania, sus impactos negativos en África se
reducirían notablemente. El ejercicio es aumentar los mecanismos de regulación
y no dejarlo exclusivamente a la voluntad de las corporaciones.
Cabe
señalar esto último se ha intentado desde las Naciones Unidas a través del
tratado: Las normas de derechos humanos de la ONU para empresas: hacia la
responsabilidad legal, propuesto en 2004 por Amnistía Internacional, pero las
naciones no se han anexado a sus lineamientos, principalmente por los intereses
de políticos locales que se oponen a regular a las corporaciones, no sólo por
sus posturas éticas sino porque de hacerlo fuera de un pacto con otras naciones
se arriesgan a que los capitales internacionales migren a otros territorios.
Esto implica que el compromiso debe ser regional o mundial. En su momento el
Consejo de la ONU no aprobó dicho tratado.
4. Conclusiones
Si
una persona transa por un ser humano que trabaje en la prostitución en cualquier
región del mundo, está financiando la explotación sexual inclusive de menores,
eso está claro para toda la sociedad, incluyendo a quién paga. No obstante,
para una persona que compra unas zapatillas Nike, no es tan claro que con su
pago patrocine la explotación laboral. La RSE será una política sistemática de
las empresas si los mercados logran reaccionar a sus malas prácticas. Si los
consumidores se acercan a información veraz sobre las prácticas empresariales
de las corporaciones con seguridad sus decisiones de consumo cambiaran y
entonces las empresas cambiaran.
En
2016, un documental emitido por National Geographic y producido por Martin Scorsese y Leonardo
DiCaprio llamado Before the
flood, mostraba la penosa realidad del cambio
climático, antes que un escenario apocalíptico, la pieza de video se ocupaba de
promover la esperanza y la fuerza de los pequeños cambios. Su tesis no era muy
diferente a la que se plantea desde la RSE, los consumidores tenemos poder y
podemos generar que las grandes corporaciones cambien sus actuales patrones de
comportamiento, pero para ello necesitamos elevar nuestra conciencia crítica.
El criterio de lo más barato o lo que está de moda no puede seguir siendo quién
defina nuestras acciones racionales de consumo.
Si
bien las empresas no deben hacer o ejecutar la política social ni tampoco son
las llamadas a solucionar los problemas estructurales de una sociedad, tampoco
deben convertirse en el palo en la rueda para el buen vivir de las poblaciones
con las que cohabitan o las que impactan de manera indirecta. Cuando una
empresa contamina una fuente hídrica, financia grupos armados, evade o elude
impuestos, hace un ejercicio sistemático de lobby para que el sistema jurídico
les favorezca en detrimento de los intereses y necesidades de la sociedad o
actúa de forma corrupta en alianza con las esferas políticas susceptibles de
ser corrompidas, entre otras actividades cuestionables, está entonces
favoreciendo únicamente sus interés de ganancia por sobre el interés colectivo
de las sociedades que indirectamente les conceden el permiso, a través del
Estado, de usar los recursos naturales al tiempo que les proveen mano de obra y
les dan un mercado en el que existir.
Referencias
Abellán, S. y Fernández A. (productores). (2009). No a la venta.
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